La cerveza que hacemos desde REFU Fábrica alternativa está viva. ¿Viva? Sí. Jurao.

Por viva no queremos decir que tenga ningún tipo de patógeno o
bichito malvado flotando por ahí de mala manera. Queremos decir que no
ha sufrido un proceso de pasteurización, por lo que, una vez salida del
fermentador con la levadura, se trata de un producto que alberga vida
(de la buena, insistimos).

Algunas de las propiedades de la cerveza artesana pueden alterarse o
perderse si se le rompe la cadena de frío. Por eso, una vez fabricada,
la cerveza se guarda en nuestra fábrica de Bossòst en una cámara
refrigerada con temperatura controlada entre 8 y 12 grados.

Enviándotela en frío a través de nuestro servicio de mensajería, conseguimos asegurarnos que te llegue en las condiciones óptimas y que en ningún caso evolucione de mala manera.